El carnaval de Luzón se viste de negro para recibir a sus queridos Diablos
- Marta Ruiz Mota
- 29 abr 2019
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 30 abr 2019

España es un país rico en cultura y nunca deja de sorprendernos. Cada Comunidad Autónoma tiene sus propias tradiciones. En Guadalajara, sobretodo en pueblos pequeños, el carnaval es rico en tradición y cultura.
Un claro ejemplo de ello lo encontramos en Guadalajara, concretamente en la localidad de Luzón, un pueblo pequeño de 67 habitantes situado a orillas del Río Tajuña. El carnaval que podemos disfrutar aquí no tiene nada que ver con el que estamos acostumbrados a ver. Se trata del Carnaval de los Diablos de Luzón.
El origen de este carnaval no está claro, no se conoce exactamente cuándo nace, pero los primeros datos que se muestran son del siglo XIV. Todos los años, el sábado de carnaval, los diablos salen de los infiernos para estar presentes en Luzón, con un aspecto especial, digno de un buen diablo.
La tradición del carnaval de este pueblo se fue perdiendo en los años 70 hasta el punto de llegar casi a desaparecer. Pero en los años 90, un grupo de jóvenes del pueblo volvió a animar esta fiesta, y desde entonces su tradición se ha convertido en Interés Turístico Regional.
Antiguamente, como ocurre en la población de Almiruete, los Diablos se disfrazaban en un lugar secreto para después salir por el pueblo al ritmo de los cencerros que llevan colocados en su cuerpo. Ahora no es así, la fiesta se ha vuelto muy viral y hasta Luzón acuden muchos curiosos que hacen fotos y graban la transformación.
Los Diablos visten una saya y un blusón negro, como manda la tradición. En su cabeza llevan puestos cuernos reales de toro que acomodan con almohadillas para que molesten lo menos posible durante su puesta. Alrededor de la cintura llevan una correa negra, con 4 cencerros para anunciar su llegada. Y para terminar, pintan todas las partes visibles de su cuerpo (brazos, manos y cara) con una mezcla de aceite y hollín. Después pelan una patata y la colocan en la boca a modo de dentadura.
Junto a los Diablos, aparece otro personaje, las Mascaritas. El disfraz es el típico de ‘abuelas de toda la vida’. Es una falda larga, con una camisa y encima un delantal. En los hombros se pone un mantón y finalmente la mascarita, que es blanca con agujeros tanto en los ojos como en la boca.
Durante la tarde, los Diablos salen por las calles de Luzón a la espera de los visitantes. Toda persona que no esté disfrazada, será manchada con la misma mezcla que llevan ellos por el cuerpo. Eso sí, los Diablos no pueden manchar a las Mascaritas, son las únicas que se pueden librar.
Aunque antiguamente los Diablos solo eran hombres, y las Mascaritas solo eran mujeres, en la actualidad encontramos mezcla. No problema en que cada uno se vista de lo que quiera.
Durante la celebración no para la música tradicional junto a sus bailes tradicionales. Todo el mundo baila y corre disfrutando de unos carnavales increíbles y distintos. Llega la noche y todo acaba, pero sin duda todo el mundo espera el próximo año con las mismas ganas de diversión.
Fotografías: Blog Gastasuelas
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